27 septiembre 2005
ZP el valiente
ZP, nuestro bizarro presidente por accidente, no ha tenido lo que tienen los hombres para enfrentarse con la gente, ese mismo pueblo al que se debe y que le ha puesto en el cargo que ocupa para que velara por sus intereses.
Solamente ocho días después –así, en caliente– del incendio de Guadalajara, el osado ZP ha visitado la zona y como la visita ha sido realizada con tanta urgencia, no ha dado tiempo de avisar a nadie. Incluso las autoridades locales desconocían esta improvisada visita del presidente, que conocieron por la prensa.
El presidente Rodríguez, a pesar de su inconmensurable categoría personal y del privilegiado lugar que ocupa entre los líderes que deciden los destinos del mundo, es una persona sencilla que prefiere pasar desapercibida. Tan desapercibida que la visita la hizo de incógnito aunque rodeado de extraordinarias medidas de seguridad para evitar que cualquier lugareño pudiera decirle en la cara lo que piensa de él, de su puta sonrisa y de su puto gobierno. Estoy seguro que eso es lo más fino que le hubieran dicho.
A escondidas, sólo por la foto y para poder decir que ha visitado la zona siniestrada, Rodríguez ha reptado entre los matorrales quemados hasta encontrarse con alguien que quisiera llorar en su hombro y a quien poderle prometer medidas. De momento se ha prohibido fumar en todos los montes de Expaña y, si el tricabrito catalán lo aprueba, también se aplicará la medida en la República de Catalonia. Paralelamente se están llevando a cabo negociaciones bilaterales con los gobiernos de Galiza y Euskalerria para que en esas naciones tampoco fumen, ya que por razones de vecindad nuestros montes también peligran.
Las asociaciones de homosexuales y lesbianas han mostrado su satisfacción porque el Zapatético presidente se haya portado como uno de ellos y haya escondido el trasero hasta que el peligro ha pasado, evitando dar muestras de machismo y de una hombría propia del siglo pasado y del franquismo, que no favorecería la encantadora y sugerente imagen de nuestro presidente, que hasta ahora se ha portado con una delicadeza y sensibilidad admirables.
Pues lo que venía diciendo, a pesar de los once muertos, el presidente Rodríguez se ha portado como un cobarde tirando a maricón.
PD: Sin ánimo de insultar a los homosexuales, pero en mi tierra se llama maricón a todo aquel que le faltan “pantalones”