28 septiembre 2005
ZP y el terrorismo internacional
ZP ya no quiere que se hable de terrorismo islámico sino de terrorismo internacional en un inútil intento de que el terrorismo no sea vinculado con sus protegidos musulmanes. Pero casualmente el terrorismo que en el mundo existe es mayoritariamente musulmán con algunas minoritarias excepciones, como la marxista de ETA.
Entre ellos destaca el terrorismo chechenio que se nutre de los integristas islámicos más radicales. Tras la pérdida de Afganistán, el islamismo radical pretende crear en Chechenia un Estado wahabí –la rama más puritana y fanática del islám, establecida en Arabia Saudita– que sustituya al feudo afgano y para ello se aprovechan de los deseos independentistas de la mayoría musulmana chechenia.
Es curioso observar como entre los terroristas chechenios únicamente son las mujeres quienes llevan cinturones de explosivos para inmolarse. Nunca son ellos los que se suicidan. Ese es el resultado de la escasa relevancia que el islám concede a la mujer, a quienes se considera un simple objeto al servicio del hombre y de sus designios.
Pero también es significativo que la ciudad donde se produjo la última matanza no es musulmana, sino que sus habitantes son católicos ortodoxos. La elección no fue casual.
Casi la mitad de los 400 muertos en la matanza del colegio ruso eran niños y muchos de ellos fueron muertos por la espalda mientras corrían para salvarse. ¿Qué clase de fanatismo engendra el islám que anula los más elementales sentimientos y convierte a una persona que se cree religiosa en alguien capaz de disparar contra niños de corta edad? Ninguna religión excepto la musulmana lo permite y mucho menos contempla que la muerte del no creyente –infiel– sea lícita para conseguir la expansión de sus creencias.
El islám no tiene solución. Es perverso desde su concepción. Se trata de una religión que acapara todos los poderes del Estado para ella y ha sido concebida por hombres de mentalidad feudal que se ocuparon de poner todo lo demás a sus pies, incluida la mujer.
Los preceptos del islám son sencillos, como corresponde al nivel cultural mayoritario de quienes han de practicarlo, pero entre ellos destacan aquellos cuya finalidad es fidelizar a sus seguidores. ¿Por qué son los musulmanes tan fieles y fanáticos de su religión? La respuesta está clara: El hombre se encuentra cómodo en ella y ninguna otra creencia le ofrece lo que ésta ya que es una religión hecha por alguien que puso a la mujer a sus pies y la convirtió en objeto sexual para su placer. A la mujer se le niega todo placer sexual –incluso mediante la amputación del clítoris– dado que ella está para dar placer al hombre, no para recibirlo, así que nadie está dispuesto a cambiar a otra religión donde los favores sexuales hay que ganárselos y no se imponen por ley, además de muchas otras ventajas disfrazadas de ética religiosa. Pero, por si fuera poco para asegurarse la fidelidad del creyente, la apostasía está castigada con la muerte.
Sin hacer tabla rasa con los musulmanes, a quienes no hay que considerar ni fanáticos ni terroristas en su mayoría, es innegable que su religión obliga. Así que veremos que pasa si algún día los guías espirituales de nuestros pacíficos inmigrantes les piden actuar en defensa del islám.
De momento, nuestro visionario y bondadoso líder ZP, les está dando facilidades para que puedan establecerse y circular libremente por España para llegar hasta el último rincón de nuestros campos, pero también de nuestros pantanos, centrales eléctricas y demás puntos estratégicos que conocerán al dedillo seguramente por haberlos recorrido, como es natural, en busca de trabajo.
Es una gran labor solidaria la suya.