28 septiembre 2005

ZP y los buques basura

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ZP debería levantarse todos los días pensando si hoy habrá otro “Prestige” y ello debería preocuparle. La solución para que no vuelva a pasar es que se cumplan rigurosamente las directivas europeas –algunas de ellas propuestas por el Gobierno Aznar– y negar la entrada de estos buques-basura en cualquier puerto, con lo cual el tráfico concluiría. España tiene la desgracia de Gibraltar también en esto y no tendrá arreglo ni cesarán los riesgos hasta que Gibraltar se integre en España. A esta desgracia hay que añadir la del “Gobierno” que nos desgobierna y que ha puesto todavía más lejos la solución al retroceder y cerrar la puerta que Aznar había abierto a la negociación.

Gibraltar, última y única colonia inglesa que se conserva en Europa, mantiene como almacén de combustibles a buques petroleros no aptos para navegar debido a su antigüedad y falta de seguridad –los cuales reciben la carga de otros buques igualmente obsoletos que circundan nuestras costas– que hacen de surtidor flotante vendiendo el combustible a otros buques de paso.

Un accidente en uno de estos petroleros podría ocasionar una marea negra que contaminase todas las playas del sur de España, lo que representaría la ruina de la fauna y del turismo en una amplia área. Jugar con la ruina de un sector fundamental de nuestra economía, en beneficio de que los especuladores gibraltareños multipliquen sus ingresos, es inaceptable. Pero siendo ello importante, si tenemos en cuenta que el paso por el Estrecho de Gibraltar es obligado para multitud de especies marinas como los delfines, ballenas y otras muy castigadas ya por el deterioro de los ecosistemas, lo injusto de la situación se hace insoportable.

Dice la propaganda turística de Gibraltar que «“La bahía y estrecho de Gibraltar, con su gran población de ballenas y delfines, son únicos y están situados en la principal área turística accesible a la mayoría de los europeos occidentales”». El Ministro de Turismo es también el de Transportes, responsable del puerto y de la permisividad que pone en peligro ese privilegio de la naturaleza. Incongruencia política injustificable de quienes utilizan la naturaleza para fines turísticos pero paralelamente ponen en peligro su supervivencia.

En septiembre 2004 se conoció que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea desestimaba una denuncia de la Comisión Europea y del Gobierno español (de Aznar), reclamando la aplicación de 14 directivas comunitarias en Gibraltar, debido al especial estatuto que disfruta esta anacrónica colonia inglesa situada en Europa. Dicha sentencia deja a Gibraltar fuera de las normativas internacionales relativas a la circulación de mercancías peligrosas, permitiendo la libre circulación de buques petroleros-basura dentro de sus aguas, que son las nuestras.

Los buques petroleros del tipo “Prestige” que transporten productos petrolíferos no pesados, tienen prohibida su entrada en puertos europeos a partir del 2005. Estos mismos buques petroleros monocasco, cuando transporten petróleo y fueloil pesado, como el derramado por el “Prestige”, tienen ya prohibida su entrada en los puertos europeos, excepto en Gibraltar.

Así, mientras que las normativas de los países ribereños europeos expulsan y alejan de sus aguas (200 millas náuticas = 370 kms.) a los buque sospechosos, en el estrecho de Gibraltar hay que darles vía libre por ser punto de paso obligado.

Este “paso inocente” implica graves riesgos si tenemos en cuenta que la distancia entre ambas orillas es solamente de 7,5 millas náuticas (14 Kms.) y que en el estrecho hay un tráfico de 80.000 buques al año, de los cuales unos 6.000 son petroleros. Esto significa que muchos de ellos son petroleros-basura que atraviesan el estrecho cada día.

El suministro de combustibles se ha convertido en la actividad principal del puerto de Gibraltar. En 2001 hicieron escala en Gibraltar 6.560 barcos, la mayor parte para avituallarse y repostar combustible. No conozco estadísticas más recientes –no parecen estar disponibles– pero el tráfico petrolífero sin duda se ha incrementado ya que en 2002 fueron suministradas 3.3 millones de toneladas de combustible frente a los 0.84 millones de tons. de 1990.

En 2001, la Port Authority de Gibraltar inspeccionó a dos barcos y ninguno de ellos petrolero. En el año 2002 las inspecciones subieron a 12 en total. La normativa internacional obliga, en cumplimiento del Memorándum de París, a revisar aleatoriamente el 25% del tráfico portuario, con lo cual las autoridades gibraltareñas deberían haber inspeccionado unos 30 buques semanales frente a los 12 inspeccionados en todo el año (como referencia comparativa, diremos que un solo inspector de buques de la Capitanía Marítima de Algeciras, llega a inspeccionar 20 buques en una semana). Téngase en cuenta que si tales inspecciones detectasen fallos u omisiones en las condiciones de seguridad del buque o del Convenio sobre Contaminación Marina (MARPOL), dicho buque debería quedar paralizado hasta la corrección de los defectos.

Estas facilidades debidas a la falta de inspección, que podrían ser delictivas por “omisión consciente”, han provocado el aumento de petroleros-basura en Gibraltar, donde tienen uno de sus principales puertos de refugio ya que no les está permitido hacer escala y negocio en ningún otro puerto europeo.

Las autoridades de Gibraltar, solidariamente con la Europa a la que dicen pertenecer y en una demostración ética de buen gobierno, deberían prohibir tales prácticas y la entrada de buques basura en su puerto, dado que conocen los riesgos latentes y la gravedad de sus consecuencias, haciendo suyas las normas europeas aunque no sean de obligado cumplimiento para ellos. El respeto internacional se gana con actuaciones que merezcan respeto (ZP debería tomar nota de esto). Su postura actual es inmoral y contraria a cualquier consideración ética.

A consecuencia de ello, la bahía de Algeciras se han convertido en una de las zonas más castigadas por los vertidos contaminantes en los últimos años, con más de medio centenar de derrames de combustibles desde principios de 2001 hasta 2003.

Como broche a esta situación, en Gibraltar permanece fondeado el buque petrolero-basura “Wilmington” que hace de estación de servicio –como gasolinera flotante– suministrando combustible a los numerosos buques fondeados en la bahía, mediante la operación de trasvase buque a buque en la mar, prohibida en Europa por su peligrosidad pero que las autoridades portuarias de Gibraltar no tienen inconvenientes para que se realice a diario.

Este es nuestro nuevo “Prestige” particular – en la Costa del Sol – y que el desastre se haga realidad es sólo cuestión de tiempo. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Las pancartas parece ser que, mientras gobierne el PSOE, se han arrinconado. Zapatero está jugando con fuego y si el nuevo chapapote cae sobre sus cabezas en Andalucía, será nuestra ruina, pero quizás este feudo, que tantas victorias les ha dado, se convierta también en la tumba de los votos socialistas.

Soluciones diplomáticas que duran trescientos años no son soluciones y dado que nuestras relaciones internacionales con las primeras potencias se limitan a Francia y Alemania, no tenemos mucho que perder si tomamos represalias que fuercen a una solución antes que Gibraltar arruine nuestra costa. Zapatero está avisado, conoce la situación y ha vivido de primera mano la experiencia del “Prestige”. Si volviera a suceder tendría que dimitir el Gobierno en pleno por imprevisión e inoperancia. Todas las responsabilidades son suyas.

Pero en manos de ZP el tema podría durar otros trescientos años. De momento ha interrumpido y abandonado las negociaciones sobre Gibraltar, que incluían tratar soluciones a este problema.

Sobre la cabeza de ZP pende la espada de Chapapote.

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