27 septiembre 2005
ZP y las pensiones - 2ª parte
El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, afirmaba, aseveraba y casi nos juraba por su madre que con la inmigración se garantiza el futuro de las pensiones.
El ministro de Economía, Pedro Solbes, le dejaba por mentiroso y le contradecía asegurando que el sistema entrará en crisis y en 2015 alcanzará déficit aunque la economía vaya bien.
Y para remachar el tema, el Instituto de Estudios Fiscales pronostica una quiebra del sistema de pensiones para el 2010, a menos que se adopten medidas.
Pero naturalmente y tratándose de un gobierno socialista, preocupado principalmente por el bienestar social, cabrían esperar reajustes en los presupuestos generales que estuvieran centrados en el recorte de gastos superfluos, sobre todo en aquellas partidas de menor interés social. Pero no, se equivocan de plano quienes así lo crean. Los paganos serán una vez más los ciudadanos y el sacrificio deberán hacerlo ellos. Seguirán perdonando deudas a quienes no merecen más que repulsa y continuarán dando ayudas y subvenciones a los vividores de siempre. Ese amor a los desfavorecidos que les sirve de argumento permanente para situarse por encima de los demás, no es más que retórico.
La solución a la quiebra de un sistema de pensiones que no han sabido mantener saneado y con superávit, tal como lo recibieron de Aznar, pasa por recortar las pensiones a percibir o por jubilarse más tarde para cotizar durante más tiempo y a la vez retrasar el momento de empezar a cobrar pensión.
Caldera dice, sin rubor alguno, que va a recortar la pensión a las viudas con rentas más altas –como si por ello merecieran ser castigadas con la pérdida de los derechos ganados durante sus años de matrimonio– y que piensa aumentar la cuantía de las cotizaciones a pagar a la seguridad social, a lo cual otros expertos sugieren que el cálculo de las pensiones se amplíe a toda la vida laboral, con lo cual bajará la media al incluirse los primeros años laborales de salarios más bajos.
En fin, medidas propias de un gobierno socialista de pacotilla que actúa con criterios nada sociales.
Un atropello más de Zaparruquito.