28 septiembre 2005
ZP y la Historia Universal
España ha estado en peligro muchas veces y tanto sus fronteras como su cultura han sido atacadas numerosas veces a lo largo de su Historia, pero siempre salió adelante y conservó su independencia y sus valores. Por tres veces en la historia universal ha sido España el centro y eje de los acontecimientos mundiales.
La primera vez fue cuando Roma, la gran civilizadora de pueblos, transcendió los límites de la península itálica y puso las plantas en la ibérica. Los españoles imprimieron su sello en la orientación cultural de la vida romana, que se fue hispanizando al tiempo que España se latinizaba. España, en su primer encuentro con un elemento extraño, supo asimilar lo necesario, conservando y afirmando la peculiaridad de sus propias esencias populares. Pudo someterse sin resistencia al yugo romano pero no lo hizo, sino que asumió la empresa de hacerse respetar por el poderoso e ingresar sobre base de igualdad en el consenso jurídico de la cultura latina.
El segundo momento fue cuando el mundo árabe inundó España. Entonces un puñado de españoles opusieron a la ola musulmana una resistencia verdaderamente milagrosa. España pudo dejar pasar sobre sí la avalancha musulmana pero no lo hizo, sino que descubrió en la lucha contra el Islam la razón misma de su propio ser histórico. En las montañas de Asturias se salvó Europa y la cristiandad, y con ella la esencia de la cultura europea.
Por último, en el siglo veinte y de la mano de las mismas ideologías que hoy nos gobiernan, pudo recibir con pasiva mansedumbre la invasión comunista soviética y dejarse anular como nación; tampoco lo hizo y aunque de forma trágica, supo rechazar al marxismo que se nos imponía, evitando en nuestro suelo el problema histórico planteado por el comunismo internacional en otros países.
En las tres ocasiones esenciales –y en muchas otras– siempre España se ha mostrado resuelta y sin vacilación, incluso con heroísmo, a defender su unidad y sus valores cristianos.
Pero lo que no consiguieron los emperadores romanos, ni los conquistadores musulmanes, ni Napoleón ni Stalin, parece que lo conseguirá ahora un desconocido que fue llevado hasta la presidencia de la Nación mediante un complot terrorista para que colaborase en los designios de una minoría de desarrapados musulmanes. Tampoco han faltado quienes aprovechen la coyuntura para chantajear al presidente por accidente y llevarse su trozo de España. Junto a unos pocos renegados españoles pasados al Islam, el resto de la comunidad musulmana ya ha puesto el pie en la rendija de la puerta y no podemos cerrarla. Poco a poco se ensanchará la abertura y la España que nos dejen los separatismos será invadida por ellos. ¿Qué ha pasado? Que ZP se rinda a los separatistas es el precio a pagar para seguir ocupando el sillón de presidente. Es la lógica de la ambición que nada entiende de intereses generales. ¿Pero por qué rendirse al islam y por qué la indiferencia ciudadana?
Fundamentalmente la razón está en la labor del socialismo de ZP que primero erradicó de los españoles valores como el patriotismo y la lealtad y sentimientos como el amor a la bandera y a la nación española. Luego aletargó e insensibilizó la conciencia colectiva y la intoxicó de sucedáneos como la solidaridad y demás atributos de la izquierda que sirven de coartada para sus iniquidades, hasta conseguir la actual pasividad y molicie de la sociedad española. Conseguido esto, sólo faltaba la descarada colaboración de ZP con el Islam para abrirles las puertas y asentarlos en nuestro suelo junto con sus mezquitas, cada una de ellas sucesivamente las más grandes de Europa.
Gracias a ZP no parece que esta vez los españoles vayan a reaccionar. Unos que dejan hacer porque así conviene, otros que por ignorancia no son conscientes de lo que está sucediendo y otros que aún conociendo el problema no son capaces de reaccionar ni quieren complicaciones que creen no son suyas y todo ello porque la patria ya no se siente como antes. Pero todo ello hasta que empiecen a sufrir las consecuencias de su indiferencia, en que pedirán soluciones al Gobierno de turno.
Esta segunda invasión musulmana está poniendo a prueba nuevamente la capacidad de reacción del pueblo español, solo que ahora el Gobierno colabora con los invasores. Un estúpido puede echar abajo siglos de esfuerzo y dignidad.
ZP pasará a la Historia como el más traidor de los gobernantes que tuvo España y será conocido como aquel que traicionó el sagrado deber de mantener la unidad y los valores de la nación que recibió del pueblo para que la defendiera y la hiciera próspera.