28 septiembre 2005
ZP y el revanchismo
Nos han acosado con su revanchismo, vuelven con la guerra civil y con los homenajes a sus muertos acusándonos de todo, se han volcado en temas como el Prestige o el Yakolev y no han desaprovechado cualquier ocasión por nimia que fuera para cargar las tintas contra el PP y aún después de haber dejado el Gobierno arremeten contra Aznar como si fuera el responsable de todo lo malo que pasa hoy. No conformes con ello, se esfuerzan en borrar toda huella de su gestión.
Y ahora les toca a ellos. Como a todo cerdo le llega su San Martín –cuestión esta que tenían olvidada– subieron a las cimas del poder y quedaron expuestos a todas las tormentas. Era cuestión de tiempo que el cielo se desplomara sobre sus cabezas. Así ha sucedido con el incendio de Guadalajara y con el derribo de un helicóptero español en Afghanistán.
Pero los de derechas somos españoles de pura cepa, mejor dicho, quijotes españoles y en lugar del diente por diente judío ponemos nuestra otra mejilla cristiana. Es lo que corresponde a nuestra ética y nos enorgullecemos de ello aunque nos las den todas en el mismo carrillo.
De eso se aprovechan. Se ceban en nosotros pero cuando les toca a ellos lo primero que hacen es apelar a la ética para que no se utilicen políticamente contra ellos los muertos ni las desgracias. Sin embargo contra nosotros vale todo.
Hay gobiernos que logran ganarse una posición de respeto por la vía de la fuerza, la imposición, el sectarismo y el desprecio: tienden a utilizar un poder arrogante y coercitivo para lograr lo que se proponen. Su eficacia a corto plazo suele ser alta, pero no es fácil de mantener por mucho tiempo ya que entran con facilidad en una dinámica que alienta la mentira, la inmoralidad y el revanchismo, además de rechazo y resistencia. Este es el Gobierno de ZetaP.
Pero hay otras formas de ejercer la autoridad más acordes con la dignidad del hombre. Es la autoridad moral que poseen aquellas personas en las que se confía y a las que se respeta porque se cree en ellas y en la tarea que están llevando a cabo. No es una fe ni una servidumbre ciegas, ni consecuencia del arrastre de un gran carisma personal, sino una reacción consciente y libre que esas personas producen en los demás gracias a su honestidad, su valía y su actitud hacia los demás. Este fue el Gobierno de Aznar y por eso preferimos poner la otra mejilla antes que tomarnos la revancha, para que autoridad moral siga estando con nosotros.
Del presidente del Gobierno esperamos un ejemplo de integridad personal: honestidad, compromiso sincero de búsqueda del bien de los demás, de todos, veracidad, rectitud... pero de ZetaP no hemos recibido nada de esto. Todo lo contrario.
Para un político íntegro, su objetivo en la política no es tanto hacer una carrera como cumplir con una misión para el bien común.
Está claro que los socialistas no lo entienden así. Nosotros, la derecha, seguiremos manteniendo nuestra integridad y ganando el rencor de quienes la perdieron.